Bajo este sugerente título (en el vino esta la verdad), se esconde a modo de diálogo platónico un decepcionante análisis del amor, llevado a cabo de por Sören Kierkegaard.
Realmente no llega a hacer un análisis del amor casi en ningún momento (el primer y joven contertulio sin ninguna experiencia amorosa, es el único que habla del tema), más bien es un análisis de la mujer, desde un punto de vista machista y misógino; el cual intenta arreglar al final, con el último contertulio no dando verdaderas razones en defensa de la mujer sino intentándonos convencer del desconocimiento que el resto de los contertulios tiene, pero sin mostrar realmente argumentos de igualdad (hombre vs mujer). Desde un punto de vista de superioridad masculina, intentar ver las cosas positivas en las mujeres y que los demás asistentes a la fiesta no ven.
En cualquiera de los casos pasa una y otra vez sobre todos los topicazos que hasta nuestros días, se han mantenido sobre las mujeres… además de adornarlo todo de los clásicos calificativos como que son el «sexo débil», que no pueden participar de una conversación, dado que sólo «cacarean», o que apenas tienen un criterio fijo durante unos segundos, ya que no son capaces de tener una opinión sobre algo, son incapaces de pensar, etc…
El otro día escuchaba a una vecina de mi pueblo, ejecutiva de una gran empresa, que estaba demostradísimo que las mujeres no tienen capacidades para las matemáticas, ni tampoco para dirigir un equipo de trabajo… (ella lo hace, pero es la excepción).
Hay que partir de la base de como en el pensamiento occidental, el menosprecio a la mujer ha sido patente durante siglos. Muchos de los grandes pensadores occidentales como Kierkegaard han sido participes de esta concepción que tanto ha calado en nuestra sociedad… claro de él tampoco es él único hay que recordar frases célebres como la de Albert Einstein:
La mujer, está donde le corresponde. Millones de años de evolución no se han equivocado, pues la naturaleza tiene la capacidad de corregir sus propios defectos.
No es de extrañar la falta de oportunidades de las mujeres en la vida, mucho más en el mundo laboral… Hasta mediados del s. XX las mujeres no tuvieron derecho a estudiar, a votar, a trabajar… y todavía hoy nos encontramos con mujeres que en esta falta de oportunidades, truncada por el patriarcado, ven una falta de capacidad intelectual; claro que con el escaso apoyo de los intelectuales de todas las épocas, siempre será difícil que esa igualdad llegue.